¿Dinosaurios? ¿En Cuenca?
Pues sí, amigos, si os preguntáis qué ver en Cuenca aparte de las Casas Colgadas o la Ciudad Encantada, os propongo un plan estupendo para ir con niños: el Museo Paleontológico de Castilla-La Mancha (MUPA).
Se trata de un espacio en el que podemos encontrar restos fósiles de los yacimientos conquenses de Las Hoyas y Lo Hueco, aunque también forman parte de la colección otros depósitos paleontológicos de Castilla-La Mancha. Los restos abarcan los últimos 550 millones de años de la historia de la tierra, e incluyen huesos de animales de grandes dimensiones, insectos, plantas, fósiles marinos, etc., todos ellos autóctonos de la zona. Como el Concavenator Corcovatus, el dinosaurio conquense más emblemático, del que os hablaré más adelante.
Es un museo bastante nuevo. Abrió sus puertas en 2015 y durante estos 3 años ha sido ampliado y remodelado por fases para añadir más elementos y ofrecer una mejor experiencia lúdica y educativa. El museo se encuentra en la propia ciudad de Cuenca, aunque en las afueras en su parte oriental, y para entrar hay que acceder por la zona de parking, dando un rodeo. Lo menciono porque existe otra entrada junto a la piscina municipal, pero se encuentra cerrada, así que evitadla. Y si os venís arriba como nosotros y vais caminando, sabed que tendréis que andar un poco. Si vais un día de mucho calor, tenedlo en cuenta 😅.
Además de la visita libre o guiada, también hay talleres para estudiantes de todas las edades. Y hace poco han incluido el servicio de una aplicación gratuita, Bemuseums, en la que puedes visualizar el mapa del museo, los contenidos que puedes encontrar, y otras cosas útiles. Nosotros no la llegamos a utilizar, pero nos la apuntamos porque sirve para otros museos, así que al final le daremos uso.
* Pinchad en las imágenes de este artículo si queréis ampliarlas y verlas mejor.
Entrando en el museo
Como podéis leer en la web del MUPA, la entrada cuesta 5 euros, siendo gratuita para los menores de 16 años (entre otros). Al entrar nos advierten de que no se pueden realizar fotos en ninguna de las salas salvo la sala 8, el hall y los pasillos, así que no puede hacer muchas fotos para enseñaros. Pero casi mejor, porque no quiero desvelaros mucha información, ¡venid a verlo con vuestros propios ojos!
El museo se divide en varias salas numeradas de la 1 a la 10, y distribuidas en 2 plantas.
Empezamos el recorrido
En la planta baja (planta 0) nos recibe una cabeza de tiranosaurio. ¡Empezamos bien! Vamos recorriendo las salas, que en ésta planta son las siguientes: aula-taller (1), Paleozoico (2) y Mesozoico (Triásico, Jurásico y Cretácico) (3). Nos gustaron mucho los fósiles de trilobites. Y nos inquietó un poco el trilobites tamaño gigante que hay en una de las salas, jajaja. También se pueden ver tortugas, amonites, y otras especies como el reptil marino simosaurio o el Chirotherium.
A través de las ventanas de los pasillos también podemos ver diferentes animales en la charca que rodea el edificio del museo.
Primera planta
Subiendo una escalera, pasamos a la planta 1 para ver el Cenozoico (sala 4), Mioceno (sala 5) y Pleistoceno (sala 6).
En el Cenozoico nos hablan de los lagos oligocenos de Cuenca y nos enseñan fósiles de renacuajos y otros bichillos. En el Mioceno impresiona el esqueleto del oso de las cavernas. También hay tigres dientes de sable y rinocerontes lanudos.
Una cosa que me pareció muy divertida, y a los peques les gustó mucho, es una pequeña cueva con pinturas rupestres. Puedes entrar, y hay una pantalla para dibujar, como si fuera un juego. Puedes elegir entre pintar con pluma, con el dedo o con un palito, y puedes elegir entre 3 colores. La idea es que los niños se den cuenta de cómo los ancestros hacían las pinturas en las paredes. Y lo mejor de todo es que lo que dibujes en la pantalla ¡se proyecta en la pared! Como si estuvieras haciendo una pintura rupestre de verdad. Me pareció genial.
Zona de dinosaurios
Bajamos una rampa y llegamos a una zona donde podemos ver una composición que nos enseña los dinosaurios a través de la historia, y una sala alargada con réplicas a tamaño real de distintos dinosaurios (salas 7 y 8).
Junto a los paneles de dinosaurios a través de la historia, hay una salita cerrada con cortinas donde se proyecta un vídeo de unos 10 minutos que explica de forma general cómo se movieron los continentes, cómo surgió la vida en la tierra, la llegada de los dinosaurios, el meteorito que los extinguió, etc. Yo pensaba que a estas alturas los niños estarían un poco cansados y no querrían verlo, pero no, estuvieron atentos hasta el final. Ya es un logro, sobre todo para el pequeño.
Los dinosaurios a tamaño real que podemos ver aquí son el Dromeosaurio, el Titanosaurio, el Chirotherium, el Mantelisaurio y el Concavenator.
Parte final
Ahora toca subir de nuevo unas escaleras para acceder a la última parte del recorrido, las salas 9 y 10, dedicadas íntegramente a los principales yacimientos con dinosaurios de Castilla-La Mancha: Las Hoyas y Lo Hueco.
De Las Hoyas podemos ver fósiles muy bien conservados, destacando plantas, aves e insectos. Aquí cobra especial importancia la zona dedicada al Concavenator. El ejemplar encontrado en Las Hoyas es el esqueleto articulado de dinosaurio más completo que se ha encontrado hasta la fecha en la Península Ibérica. Lo encontraron en el 2003, y ha sido bautizado como Pepito. En el museo podemos ver una vitrina enorme que contiene su esqueleto, y un panel audiovisual en pantalla gigante explicando sus especiales características, como su joroba, nunca vista antes en otro dinosaurio, o las protuberancias que tiene en las patas, destinadas a la inserción de plumas.
Si quieres saber más sobre éste dinosaurio tan especial puedes mirar aquí o aquí. ¡Me encanta este dinosaurio! 😍🦕
Zona exterior
La zona exterior cuenta con réplicas a tamaño real de varios dinosaurios y un mirador desde el que se puede ver toda la ciudad. Es un ambiente tranquilo y bonito, y a los niños les gusta mucho poder estar tan cerca de los dinosaurios. La verdad es que la vista de los dinosaurios entre la vegetación con la ciudad de Cuenca al fondo no tiene precio. Nos encantó.
Por último quería mencionar que cuando fuimos, había una exposición itinerante consistente en ocho réplicas del Concavenator Corcovatus, pintadas por los alumnos de la Escuela de Arte “José María Cruz Novillo”. Algunas son muy chulas, mirad:
Conclusión: ¿merece la pena?
Mucho. El museo no se hace pesado, porque aparte de las típicas vitrinas con huesos hay un montón de representaciones, paneles, vídeos y otros recursos que hacen la visita muy amena.
Una de las cosas que me llamaron la atención fueron los hologramas. Hay uno en particular sobre unos insectos alados que parece que van a salir volando por la habitación en cualquier momento. Las explicaciones me parecen muy interesantes. Y la mejor prueba de que es un museo para niños es que los míos disfrutaron de principio a fin. El granpequeño (que acaba de cumplir 3 años), no paraba de decir «¿y qué más?». Y la granpequeña, que es bastante protestona, no dijo en ningún momento que se aburría, como es habitual.
Y por supuesto, los dinosaurios tanto del interior como del exterior les encantaron. ¡A ellos y a nosotros!
Sólo eché en falta una cosa: la tienda de regalos. Pero el museo es muy nuevo, y poco a poco van añadiendo cosas, así que supongo que con el tiempo habrá tienda, cafetería y todo lo que podáis pedir. De todas formas, aunque hubiese comprado algún recuerdo, no era lo más importante de la visita.
Así que si pasáis por Cuenca, ya tenéis otro sitio chulo donde ir. ¡No os arrepentiréis!
Espero que os haya resultado útil.
¡Hasta otra! 😊
